El día de Santiago, fiesta oficial en la capital cántabra, fue el escogido para uno de los eventos más importantes e históricos que se recordarán durante mucho tiempo, un grupo de leyenda, en una gira impresionante en cuanto a calidad y nostalgia.
Texto: Víctor M Bustamante / J M Hoyos
Cuando eres un fan de la música de la Motown, has seguido la trayectoria de Michael Jackson y sus hermanos desde que tienes memoria y además atesoras sus singles, maxis, vinilos, casetes, CDs y picture disc y te dicen que los Jackson van a tocar en tu ciudad, cuando además es tu cumpleaños, piensas que alguien ahí arriba te quiere mucho, a pesar de las hostias que de vez en cuando da la vida.
Eso me pasó a mí el pasado 25 de julio, día de Santiago el Mayor, y Mayor no podía ser el regalo. Estar a un metro de distancia de Tito, Jackie, Marlon y Jermanie era un sueño hecho realidad y nunca agradeceré lo suficiente a los organizadores de tan histórico evento, primero por apostar por ellos, y segundo por permitirme disfrutarlo desde las distancias cortas. La sombra de Michael es alargada, muy alargada, pero hay que reconocer la labor del resto de sus hermanos como se merecen.
Dejando de un lado a La Toya y a Rebbie, su otra hermana, Janet, ha tenido una carrera irregular pero llena de buenos momentos. Su disco "Nasty" y en especial el siguiente "1814 Rhythm Nation" son magníficos ejemplos de lo mejor de la música negra de los años ochenta. Sus producciones con Jimmy Jam y Terry Lewis la encumbraron al Olimpo del pop y pocas veces ha bajado de ahí, a pesar de no contar con el apoyo del gran público en sus últimos trabajos.
En Santander tuvimos ocasión de disfrutar de un buen puñado de ellos, desde sus primerizos "ABC", "I want you back", "I´ll be there", "Never can say goodbye" o "The love you share" a sus himnos disco como "Can you feel it", "Blame it on the boogie", "Shake your body (down to the ground") o "Dancing Machine" o a temas de la década de los 80 como "This place hotel" o "State of shock", grabado en su momento con la complicidad de nada menos que Mick Jagger.
En mitad del show pudimos ver un largo vídeo con entrevistas a sus progenitores entre otros (su padre acababa de fallecer hacía tres escasas semanas y comprobamos como estas imágenes les removían por dentro y dejaban aflorar sus sentimientos) y un extenso dossier de toda su carrera y logros desde sus comienzos hasta la actualidad.
Una hora y media de show, calculado, medido y musicalmente perfecto, como si estuviéramos presenciando un espectáculo revival al más puro estilo casino de Las Vegas, que nos dejó con ganas de mucho más pero eternamente agradecidos por haber podido cantar, bailar y, en definitiva, vivir con un trozo de la historia musical de todos los tiempos.
Lo mejor:
- ¿Qué hay mejor que ver a los Jacksons cantando sus grandes éxitos?
Lo peor:
- El video resumen se hizo tedioso al no disponer de subtítulos lo que hizo que la gente aprovechara para ir corriendo a las barras a reponer fuerzas.
- La poca afluencia de público para la magnitud de cita que era.