La idea del último trabajo de Javier Ojeda parte de un hecho tan casual como anecdótico, al lamentarse nuestro amigo de no haber podido festejar su sesenta cumpleaños con un concierto especial, como acostumbra a celebrar todos los días señalaitos; un amigo, conocedor de su afición a la numerología, le sugirió contar los días que sumaban tamaña efeméride y el cantante reparó que justamente el 22 de Agosto cumplía su 22.000 día de existencia. Ni corto ni perezoso planeó todo sobre ese curioso dato, hasta que su hijo Javier le consultó: ¿Sabes si coincidirá con el concierto 2.200 de tu carrera? Y Eureka! La matemática estaba allí, efectivamente así era. Hay algo esotérico que parece demostrar que esta fecha es muy importante en su trayectoria y por eso, nuestro artista, ha decidido jalonarla con este abigarrado recopilatorio que consta, cómo no, de 22 temas. El late motiv de todos ellos es el amor, en sus múltiples formas y estados, incluso el desamor aparece en alguno de ellos como reverso necesario para tan gozosa afirmación. No en vano, el proverbial carácter hedonista de Ojeda le ha hecho interesarse siempre más por el lado humano de las cosas que por aspectos más prosaicos que a veces solo sirven para emponzoñar nuestras vidas. ¿Y acaso no es el amor su máximo exponente? |