BBK Live 2018: Nuestros top de este año - Parte II

Nuestro Top5 ya dejó claro quién nos gustó más de la edición 2018 del BBK Live, pero quedaron otros en el tintero...



Texto: Víctor M Bustamante
Fotos: Luís del Rosal Pernía aka Mr. Deck y Víctor M Bustamante 




El escocés David Byrne sabíamos que no podía defraudar y así fué. Con un setlist de 16 temas, que supo a poquísimo a todo el que se congregó en el Escenario Heineken (¿Los soporíferos The XX en el escenario principal y Byrne en el secundario?... Esto es algo propio de un capítulo de The Twilight Zone), comenzó con "Here" de su último disco, el gran "America Utopia" (2017) del que podéis leer una crítica AQUI, y prosiguió con "Lazy", único "rescate" de su disco en solitario "Grown Backwards", preludio de la invasión de versiones de su icónica banda, Talking Heads, para deleite y parraque del personal. Hasta 7 temas sonaron de entre el repertorio clásico de la banda de Baltimore: "Blind", "Burning down the house", "I Zimbra", "Once in a lifetime", "Slippery people", "The great curve"y "This must be the place (Naive melody)". Casi nada. No quedó aqhí la cosa ya que también hizo suyos el "Hell you talmbout" de Janelle Monàe o demostró que el "Tom Jam" de Brighton Port Authority fué un regalazo a la banda en su día y lo sigue siendo en la actualidad. Cayó su "I should watch TV" que lanzó junto a St. Vincent en 2012 y también su "Like Humans do", utilizado hasta por Microsoft, censuras aparte, para demostrar las capacidades del nuevo Windows Media Player del añorado Windows XP, explotó en Kobetas. El resto, temas de su "American Utopia" como su hipnótico primer single "Everybody´s coming to my house", "Everyday is a miracle" o "I dance like this". 
Capítulo aparte es el logradísimo tema de la escenografía. Como si de una obra teatral se tratara y con una ambiéntación limitada a un juego de inmensas cortinas, al más puro estilo Twin Peaks, fue desgranando los temas demostrando que no sólo es un multiinstrumentista dotado sino un showman en toda regla. 66 años no son nada y en el caso de Mr. Byrne menos. Esperamos que vuelva pronto con un setlist más completo y en un ambiente que provoque más cercanía aún con el público ya que, en las distancias cortas, es donde la magia se hace real.
Benjamin Clementine también nos sorprendió gratamente en su visita a Bilbao. Apenas conocíamos dos o tres temas suyos pero, no se si por la temprana hora a la que actuó y que facilitó que la gente estuviera más "receptiva" a las chuflas del inglés, nos hizo gracia como se pasó un tercio del show chapurreando castellano y haciendo coros de rimas surrealistas con el público. Con solo dos albums lanzados, y algún que otro EP, ha sabido ganarse un hueco en el mercado más si cabe con un estilo tan ecléctico como el suyo. Sonaron practicamente todos sus singles lanzados hasta la fecha: "London", "I won´t complain", "Condolence", "Némesis", "Jupiter" o "Phantom of Aleppoville" y aunque otras críticas que he leído estos días se centraban en el poco material estrictamente musical que mostró y más en las ganas de fiesta que traía encima, la verdad es que un festival está para eso, para disfrutar, reir, gritar y corear hasta la afonía. Y Benjamin consiguió todo eso en apenas una hora. ¿Qué mas se puede pedir? 
Fischerspooner nos dejó a todos como presumíamos que íbamos a quedarnos, ojipláticos. Su eléctrico show con referencias constantes al sexo fue una fiesta de principio a fin del mismo. Ni el insoportable y pegajoso calor de la carpa, que rezumaba humedad a chorros desde la cubierta y caía sobre nosotros como chirimiri, pudo con nadie. A base de abanicos, sprays de agua o simplemente despojándose de la ropa que sobraba, la pista se llenó de cuerpos bailando sin un resquicio al respiro en la hora escasa que duró el espectáculo. Porque fue eso, un espectáculo, una provocación, una performance, más que un concierto al uso. Sinceramente no esperaba tan escelente respuesta por parte del público allí congregado a una hora tan temprana para este tipo de actos. Sorprendido muy gratamente. 
Por último me gustaría destacar, al margen de otras bandas que nos dejaron muy complacidos como el gran Cooper, la labor de organización del Festival de este año. Practicamente solventados problemas de otros años como el tema de la limpieza en los baños o el estado de la campa llena de desechos al acabar cada concierto, nos quitamos el sombrero por la edición de este año. Ya son unas cuantas y se ve que el paso del tiempo, en vez de desgastar, renueva año tras año, tanto a los que se pasan 365 montándolo como a los que lo disfrutamos únicamente 3. 


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