KATY PERRY: The Circus comes to town

KATY PERRY: The Circus comes to town

Crónica de su paso por el Palau Sant Jordi el pasado 28 de junio

Texto y Fotos: Víctor M Bustamante

Ya lo veníamos anunciando. Un bolo de la californiana Katy Perry es algo más que un concierto al uso. Es un show multiplataforma y multitarea, donde es prácticamente imposible estar pendiente de todo lo que sucede dada la infinita variedad de escenarios, pantallas, bailarines y pirotécnia por metro cuadrado. De hecho, al salir, uno tiene la impresión de que se le ha olvidado algo y hay que echar mano de lo que ha perpetuado el móvil para darse cuenta de que, es tal la cantidad de estímulos audiovisuales, que es una ardua tarea recordarlos todos. Es por ello que voy a ir repasando las grabaciones que fui haciendo en orden secuencial para refrescar mi mente después de tres días. No es sencillo.
Tras una más que correcta telonera, la actriz y cantante californiana de 21 años Hailee Steinfeld, que arropada con un grupo de baile y con la ayuda de unas más que amables proyecciones de video, algo poco habitual para un telonero, despidió su gira con Katy Perry en Barcelona. Sonido pregrabado y voz en directo para un show que rayó la media hora y no desentonó para nada con lo que íbamos a escuchar a continuación.
Tras una demora de unos 20 minutos, la enorme pantalla que presidía el escenario y que formaba un gran ojo, símbolo de "Witness", su último disco y excusa para esta gira, comenzó a parpadear y a mostrarnos imágenes espaciales, preludio del comienzo del show, con apertura del mismo para dar paso a la artista montada en una nave espacial, que nos traía a la memoria a la cápsula en la que fué salvado el joven Kal-El de morir en Kripton en el primer film de "Superman". Con este arranque ya podíamos ir haciéndonos a la idea de lo que acontecería después. El listón de la sorpresa bajó en raras ocasiones, así como la Perry de las alturas. Prácticamente dos tercios del espectáculo se los pasó a varios metros sobre las cabezas del público. Comenzando con un snippet del tema que da título a su nuevo disco, encadenó otro de sus nuevos cortes, "Roulette", apoyándose en dos grandes dados sobre los que iban haciendo parkour tanto sus sus bailarines como ella misma.
Con fondo rojo y plataformas que iban subiendo y bajando, recurso ya utilizado en multitud de giras, véase el MDNA Tour de Madonna que podimos también disfrutar hace unos años en el mismo recinto, presentó el que, según ella, era su tema favorito: "Dark Horse". Delirio colectivo para uno de los temas más recordados de "Prism", su anterior trabajo, y que consiguió en su momento el record mundial de reproducciones en YouTube para la plataforma de videos. Cambio de ambiente y desfilando por la pasarela con su cuerpo de bailarines, portando éstos enormes televisores en las cabezas, presentó uno de los mejores temas que ha sacado este pasado año, el pegadizo "Chained to the Rhythm"
Tras un breve intermedio, nuevo cambio de vestuario. Pasamos de la bata roja Minoguesca al traje de chaqueta blanco y, sobre las pantallas, un hipercolorido repaso de lo mejor, y peor, del diseño más ochentero, quizás sólo apreciable en su "momento nostalgia" para los que pasamos ya de las cuatro décadas. Nueva incursión a las alturas en un andamio fosforito para repasar "Teenage Dream", uno de sus mayores éxitos,  para encadenar con una "improvisada" clase de español donde preguntaba a los fans cómo se decían en castellano las palabras HOT y COLD. Tras deshacerse de su americana, pudimos comprobar que aparecía en su pecho un letrero luminoso que iba alternando ambas palabras y que nos adelentaba otro de los platos fuertes de la noche, su "Hot & Cold", que ya ha cumplido la década y que, como ella misma nos recordaba, había público presente que aún no había nacido cuando sacó este disco. Y es que gran cantidad del público asistente esa noche eran padres con hijos de corta edad, que se mezclaban con un público mucho más lúdico, que nos recordaba que fuera del Palau Sant Jordi se estaba celebrando la World Pride Week. Mucha bandera arcoiris, muchas orejas de gato luminosas, y mucho, mucho, ambiente de fiesta. Para este tema, que encadenó con su hit "Last Friday Night (T.G.I.F.)", vuelta a la plataforma elevadora arropada por dos flamencos rosas gigantes y nuevo paseillo entre el público. Como os podréis dar cuenta, el delirio visual no decayó en ningún momento. 
Continuamos el repaso a sus temas más conocidos con "California Gurls" acompañada de su inseparable bailarín tiburón, como ya hizo en el intermadio de la final de la Super Bowl, y, tras un diálogo entre ella y su shark en mitad del recinto, que se hizo algo pesado para los que no se han sacado aún el B2, rescató su primer éxito, "I kissed a girl", que, de nuevo, acabó con ella por los aires atrapada dentro de unos gigantescos y carnosos labios rojos que presidían todo el escenario.
Otra pequeña pausa sirvió para cambiar el escanario y transformarlo en un jardín de rosas y espinas, como sacado de la cabeza de Lewis Carroll, que nos daría un par de momentos flojos: "Deja Vu" y "Tsunami", dos temas de su nuevo disco y que aún no han calado en sus fans como los trabajos anteriores. Este último largo, "Witness", no ha tenido, ni de lejos, la respuesta que se esperaba del público, más después de trabajos tan exitosos como "Prism" y, muy especialmente, "Teenage Dream", su disco más vendido hasta la fecha y que, hasta la aparición del "12 Months" de Calvin Harris, acaparaba el record de singles número uno en un mismo disco, superando al "Bad" de Michael Jackson, líder indiscutible durante casi tres décadas. Para estos dos temas se acompañó de un bailarín de poledance bastante solvente pero no consiguió volver a enfervorizar a los congregados hasta el siguiente combo: "E.T." y "Bon Appetit". Un clásico de su repertorio y uno de sus últimos singles para recrear una dramática historia con avispa mutante asesina incluída y que remataría a la Perry devorándola una gigante planta carnívora. Como curiosidad, hubo un mashup entre "Bon Appetit" y el "What Have You Done For Me Lately?" de Janet Jackson que se fusionaron como un guante. No fué la única referencia ochentera de la noche. Aparte del diseño de las pantallas en buena parte del espectáculo, durante la espera entre la telonera y la Perry, pudimos oir clasicazos de Thompson Twins, Smiths, INXS, Michael Jackson, Prince o A Flock of Seagulls. Quizás era un "premio" a los sufridos padres que iban a acompañar a sus hijos menores al concierto...
Nuevo cambio de escena para presentar la parte más acústica del show. Comenzó con "Wide awake", subida de nuevo a las alturas a lomos de una réplica de Júpiter, guitarra en mano, y esquivando en su trayectoria a varios "planetas" que habían aparecido como de la nada durante la oscuridad. Prosiguió con un detallazo a los españoles, ya que era un bonus en su setlist como premio por ser el fin de la gira europea, el clásico noventero de Joan Osborne "One of Us" que demostró que cuando quiere, pregrabaciones usadas aparte, puede cantar y emocionar al personal. Otra cosa es que entre tanto salto circense y vuelo rasante se lo permita su forma física. El tercer tema acústico sería "Power", uno de sus últimos temas, subida a un pedestal y con unas enormes alas de ángel que, como la mayoría de los cortes que presentaba de "Witness", pasó sin mucha gloria a pesar de la barroca ambientación.
El quinto bloque de la noche llegó con el combo "Part of Me" / "Swish Swish" / "Roar". Combo ganador y que desató la locura colectiva. Imaginería de videojuegos ochenteros clásicos como Tetris o Pacman, cheerleaders, canasta gigante sobre la que, era evidente, encestaría la propia Katy, y una enorme cabeza de león que acabaría presidiendo el escenario para ilustrar los mismos.
Tras una breve pausa comenzaría el único bis de la noche: "Pendulum" /"Firework". Nuevo tema de "Witness" y nuevo bluf de la noche a pesar de cantarlo a bastantes metros de altura sobre el suelo y colgada de un gran péndulo. Pero no había mejor fin de fiesta que su número uno mundial "Firework" y ella lo sabía. Un enorme rostro infantil sobe el escenario que acababa al final de la plataforma en una mano abierta sobre la que Katy se descolgó desde el péndulo y que acabaría la actuación cerrándose, cual sosías de King Kong, sirvió de fondo para el preludio de fuegos artificiales y confeti que anunciaban la vuelta a casa.
Con este ya son tres las giras que presencio de Katy Perry (es lo que tiene ser padre de hija adolescente) y en ningún momento ha dejado de sorprenderme. Es complicado innovar y presentar nuevas escenografías gira tras gira pero la Perry lo consigue con creces. Te podrá gustar o no su música, pero el show que presenta es algo que no se ve habitualmente, y menos por los escenarios españoles.

Os dejo con una pequeña galeria de fotos de esa noche:

























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